jueves, 17 de septiembre de 2009

Contribución de Graciela Brodsky sobre el efecto feminizante de tener la carta

Para pensar el efecto feminizante que surge del tener la carta, les mando este párrafo que encontré en el curso Extimidad, de JAM. Está en la leccion del 5 de marzo de 1986.

[...] me gustaría destacarles un caso sobre el final de análisis de un obsesivo, que ya se comentó varias veces y que, como saben, gira en torno de un sueño contado por una mujer a su hombre. El sueño tiene como resultado devolverle a esta mujer un valor erótico para este hombre. En todo caso, esto es lo que quiero subrayar. Lacan se pregunta cómo hace ella para restituirse, mediante este sueño que cuenta, este valor erótico. En el sueño, la mujer se ve dotada de un órgano masculino, y Lacan aísla lo siguiente: “Tener un falo no basta para devolverle una posición de objeto que la acomoda a un fantasma”.
¿Qué implica esta indicación para captar el punto de elaboración en que se encuentra Lacan? “No basta”, dice. Lo que en verdad le da un valor erótico, lo que la vuelve en verdad un objeto de deseo es que no solo lo tiene sino que “no por tenerlo dejaba de desearlo” Tenemos una oposición muy precisa entre el significante del deseo y el objeto del deseo. Vemos, pues, cómo Lacan trata allí el objeto del deseo: tenerlo, en el fondo, es un ardid, que solo impacta si se insinúa detrás de este tener la falta en ser. Ella está de todos modos sujeta a una falta. Aunque lo tenga, está sujeta a la falta en ser. El punto sutil que Lacan destaca es que el hecho de tenerlo, contrariamente a esta realidad de la naturaleza, tiene como efecto tocar la falta en ser.

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